Anglada sigue siendo un Rey

Rey Vicente Anglada Ferrer preside mil y una historias. Su vida deportiva ha sido pródiga; también dura, por el béisbol y algo más.

El capitalino carga a cuestas muchas glorias y es considerado uno de los mejores especialistas en la segunda almohadilla de la historia riquísima de la pelota cubana. Con Cuba ganó muchos partidos, es campeón mundial, panamericano y centroamericano. Con los equipos de la capital, ni se diga, se subió a lo más alto del podio como jugador y también como director.

Anglada despierta pasiones, y es venerado por miles de aficionados que de alguna manera no le perdonan que no continúe llevando los hilos de los Industriales. Aún le piden a gritos que se quede, pese a que no pudo ganar el título en su regreso como timonel de los azules durante las dos últimas contiendas.

De su carrera y sobre sus impresiones desde el banquillo conversó con las decenas de seguidores que le abordaron en la peña En Caliente que todas las tardes de jueves conducen Reynier Batista y Joel García en Luyanó.

¿Le fue difícil irse a casa a tomar un descanso?

No, para mí no ha sido difícil porque yo lo quería. Lo que se me hizo difícil fue volver a dirigir. Sinceramente, les costó trabajo capturarme esta vez porque yo me estaba escondiendo, es que, de verdad, no quería dirigir. Y tengo que decir que no me convencieron, pero me vencieron y asumí, era un año y terminé dirigiendo dos.

“Es que siempre me ha costado mucho trabajo irme a descansar. Recuerdo que cuando dirigí la primera vez, en el cuarto año pedí que me liberaran al término de la campaña, pero ganamos y me pidieron otro año más. En esa quinta temporada no ganamos, pero discutimos la final con Santiago, y me volvieron a pedir que me quedara y no fue hasta el sexto año que me pude ir a casa a descansar”.

Dueño de tres títulos nacionales desde el banquillo de los azules de la capital, ¿con cuál se quedaría?

Con en segundo; el del 2004. Ese año perdimos a Kendry (Morales) y a Cañizares (Bárbaro) en el juego 30. Ese año también se retiró Javier (Méndez). Es muy difícil cuando pierdes peloteros claves, y la verdad es que nadie nos daba como candidatos al campeonato. El equipo se había desmantelado, pero los muchachos asumieron con responsabilidad y con su talento lucharon. Parecía imposible pero ahí está el triunfo para el recuerdo.

Ganar el campeonato cubano…

Es muy difícil, porque son muchos factores los que influyen. No todo pasa por tener un buen equipo. Hay que tener también un poco de suerte.

¿Cuánto presiona un estadio lleno?

Presiona muchísimo. A los dos equipos. Si algo me ha dolido a mí en esta última etapa fue perder ese primer juego de la semifinal con Camagüey. Fue un buen partido, pero esas miles de almas que repletaron el Latinoamericano se merecían que Industriales hubiera ganado ese juego.

Lo sucedido en los Juegos Panamericanos de Lima 2019…

(Suspira)… ¡¿Qué quieres que te diga?!… Es una situación extrema. Hubo de todo, pero asumo mi responsabilidad. Fue un momento muy duro, y muy difícil, porque uno sabe que está representando a 11 millones de habitantes y por eso terminando pedí a las autoridades del béisbol que buscaran a otro porque yo no seguía con el equipo… A nadie le gusta perder, de esa manera menos. Fue una derrota denigrante.

Y mucho dice de la vergüenza de Anglada que tras la actuación no solo puso fin a su labor con el equipo Cuba sino que renunció al beneficio monetario de esa participación.

Jugar caliente…

A mí sí me gusta jugar caliente. Los rivales en el terreno son rivales. Yo le he dicho a los jugadores que no saluden a los del otro equipo durante el juego. Después de juego es otra cosa, podemos ir a tomarnos una cerveza o comernos un puerco, pero dentro no. Si tú quieres matarme, yo también; el muerto no lo puedo poner yo. Eso fue lo que me enseñaron. Te confieso que me costó muchísimo trabajo con este equipo, es que ahora es muy difícil y sobre todo después de todo esto de los refuerzos que han creado una familiaridad tremenda.

La amistad con Javier Méndez…

Javierito es un monstruo; es un fuera de serie. Es un hermano que está conmigo en todo momento. A Javier yo mismo le aconsejé que se retirara. Luego de ser campeones ese año (2003), él me pidió mi opinión sobre el asunto y le dije “retírate” porque los mismos que hoy piden que te quedes, no dudarán en hacerte polvo si el día de mañana te cae un fly en la cabeza. Entonces vete así, en lo más alto, con un tremendo average y siendo líder.

Recientemente se ha oficializado la designación de Guillermo Carmona como director de los Industriales para esta campaña. ¿Qué le aconseja?

A Carmona no lo puedo aconsejar, más bien soy yo quien tiene que pedirle consejos. Lo primero es que él tiene más experiencia que yo como director, además trabajó dos años con nosotros y sabe como son las cosas ahí dentro. Lo único que puedo desearle es éxitos. Yo voy a estar con él, lo voy a ayudar en todo lo que pueda, todo lo que pueda hacer lo voy a hacer, solo que, del túnel para allá no paso (Risas).

Se sabe que Javier Méndez tiene el propósito de dirigir nuevamente acá. Llegado el momento, ¿iría con él como parte de su cuerpo de dirección?

Yo trabajo con él. Voy a estar todo el tiempo con él, puede contar conmigo, pero le digo lo mismo, del túnel para allá no paso (Risas).

De toda su experiencia, ¿con qué enseñanzas se queda?

Me quedo con la pasión de los niños. Trabajar con niños es lo más grande que me ha pasado. Ojalá que los grandes jugaran como los niños. Los niños pierden y lloran, los grandes pierden y se ríen.

Su fórmula de éxito desde el banquillo…

Dar confianza a los muchachos, y mantener buenas relaciones con los jugadores. Comunicación y sinceridad.

De sus años como jugador, ¿qué le faltó a aquel equipo Metropolitanos de la Serie 1981-82 para ganar la Serie Nacional?

No teníamos un gran equipo, pero sí mucha cohesión. Hubo jugadores nuevos que supieron hacer el trabajo y nos metimos en la disputa al punto de que perdimos el último día. Al final, aunque eran evidentes las carencias que teníamos como equipo, prefiero decir que nos faltó un poco de suerte.

¿Tuvo ídolos?

Por supuesto, Félix Isasi. Yo crecí en el Latino y admiré su forma de jugar.

¿Cuál es el mejor jugador de segunda base que ha visto?

Félix Isasi.

Una anécdota…

Sabes que solo una vez traté de esconder la bola… quise hacérselo a Miguel Cuevas en Camagüey. Imagínate, yo era un muchacho y él era Don Miguel. Recuerdo que me acerqué con la pelota para tratar de meterle out y el hombre me ha dicho… “mira muchacho, bota la pelota esa para allá que yo estoy muy viejo para que tú vengas a hacerme eso…” (Risas).

¿Lo veremos como comentarista en el Canal Habana?

Déjame decir que yo estaba antes que Tabares (Risas). En el Canal Habana voy a aprender de los muchachos que tengo al lado. Voy a aprender de ellos, y advierto que no voy a hacer críticas a jugadas ni nada de eso porque ningún manager hace las cosas para que le guste a los que estamos viendo.

(Especial Cubahora)

Caricatura cortesía de Robert

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